Hace unos días, en una de mis muchas búsquedas por la red descubrí esta película. De entrada diré que, cinematográficamente hablando, no creo que sea nada del otro mundo. No parece un gran guión, ni cuenta nada especialmente original ni llamativo, pero... me hizo llorar y sonreír a partes iguales... me emocionó. Es una película que, para los que vivimos la infancia o la adolescencia en aquellos añorados años 80, sabe tocar la fibra. En mi caso, en la película se muestran situaciones y momentos que me son muy familiares, y me traen a la memoria muchos momentos felices y otros bastante tristes.
La película empieza con las fotos de unos niños, imágenes de la infancia, y la voz en off de una mujer de avanzada edad haciendo una breve reflexión a modo de consejo, la esencia de la película. No contaré la película, ni mucho menos, pero sí querría transcribir aquí esa reflexión:
"Recordad este momento, guardad los olores y la sensación del sol que quema, y el agua que os salpica la espalda. Los amigos... Todo esto cambiará. Pasarán los años, las tardes se harán más cortas, y cada vez os costará más encontrar momentos mágicos. No tengáis prisa por haceros mayores. Hacedme caso! Un día, el recuerdo de este momento os puede salvar la vida."
"No tengáis prisa por haceros mayores"... qué gran frase! Quién no ha pensado alguna vez siendo un crío, "joder, qué ganas tengo de ser mayor de edad para hacer lo que me de la gana!". Juraría que todos lo hemos pensado e incluso pronunciado en voz alta en más de una ocasión, en la soledad de nuestras reflexiones o hablando con amigos. Qué gran error! Ser mayor, para qué? La vida tiene sus momentos, sus fases, y en cada una de ellas se pueden hacer montones de cosas, vivir grandes momentos y, por desgracia, tener también grandes disgustos (todo viene en el mismo pack). Pero, hay sensaciones que se pierden para siempre...
Momentos mágicos... pueden ser tantos! Esas tardes de verano sin mayor preocupación que la hora límite de volver a casa a cenar, esos paseos en bicicleta por los caminos con nuestros amigos, esos bocadillos sentados en cualquier roca medio perdidos por el monte, esas charlas absurdas pero la mar de trascendentes para nosotros en aquellos días, esos juegos pueriles, y cómo no, esas primeras miradas, esas primeras caricias y ese primer beso... Pero sobretodo, esa inocencia que ya nunca volverá.
Y esta película me ha trasladado a aquellos tiempos. Me ha devuelto a aquellos momentos en que los amigos, las tardes de verano, y una simple sonrisa de aquella chica lo podían ser todo. Recuerdos de seres muy queridos, algunos que se perdieron con el paso del tiempo y otros que ya no están. Me acuerdo de todos vosotros, y también me acuerdo de ti, mi querido y añorado abuelo, estés dónde estés, nunca te olvidaré :)
La película empieza con las fotos de unos niños, imágenes de la infancia, y la voz en off de una mujer de avanzada edad haciendo una breve reflexión a modo de consejo, la esencia de la película. No contaré la película, ni mucho menos, pero sí querría transcribir aquí esa reflexión:
"Recordad este momento, guardad los olores y la sensación del sol que quema, y el agua que os salpica la espalda. Los amigos... Todo esto cambiará. Pasarán los años, las tardes se harán más cortas, y cada vez os costará más encontrar momentos mágicos. No tengáis prisa por haceros mayores. Hacedme caso! Un día, el recuerdo de este momento os puede salvar la vida."
"No tengáis prisa por haceros mayores"... qué gran frase! Quién no ha pensado alguna vez siendo un crío, "joder, qué ganas tengo de ser mayor de edad para hacer lo que me de la gana!". Juraría que todos lo hemos pensado e incluso pronunciado en voz alta en más de una ocasión, en la soledad de nuestras reflexiones o hablando con amigos. Qué gran error! Ser mayor, para qué? La vida tiene sus momentos, sus fases, y en cada una de ellas se pueden hacer montones de cosas, vivir grandes momentos y, por desgracia, tener también grandes disgustos (todo viene en el mismo pack). Pero, hay sensaciones que se pierden para siempre...
Momentos mágicos... pueden ser tantos! Esas tardes de verano sin mayor preocupación que la hora límite de volver a casa a cenar, esos paseos en bicicleta por los caminos con nuestros amigos, esos bocadillos sentados en cualquier roca medio perdidos por el monte, esas charlas absurdas pero la mar de trascendentes para nosotros en aquellos días, esos juegos pueriles, y cómo no, esas primeras miradas, esas primeras caricias y ese primer beso... Pero sobretodo, esa inocencia que ya nunca volverá.
Y esta película me ha trasladado a aquellos tiempos. Me ha devuelto a aquellos momentos en que los amigos, las tardes de verano, y una simple sonrisa de aquella chica lo podían ser todo. Recuerdos de seres muy queridos, algunos que se perdieron con el paso del tiempo y otros que ya no están. Me acuerdo de todos vosotros, y también me acuerdo de ti, mi querido y añorado abuelo, estés dónde estés, nunca te olvidaré :)